28 de febrero de 2012

Salvado~

Encontrarás una pequeña nota al final de esto, 
Para todos. 

Supongo que de alguna manera soy demasiado cobarde para hacerlo. Tengo la navaja en mis manos, un tarro lleno de aspirinas en el botiquín, vivo en el 6 piso, y mi habitación tiene una hermosa vista de balcón.

Pero mi cobardía ganaba más. El inevitable vómito que sé que vendría tras ver la sangre de  la herida de cualquier parte de mi cuerpo provocada por la navaja, me causaba tal repulsión que desistía de la idea. Supongo que esa repulsión fue lo que provocó lo que estaba viviendo.

Provocó que se dieran cuenta que los rumores eran ciertos, o quizá fue lo que provocó que la balanza ya tenía mucho aportado, definitivamente se inclinara hacia la verdad. Una verdad que aunque  nunca negué, no quería que fuera descubierta;  no tan pronto, no tan súbitamente y, más aún, no cuando ni siquiera yo estaba complemente seguro.

Todas las acusaciones, la mayoría de burlas, el sin número de golpes, mi irremediable silencio.
No es fácil soportar esta clase de cosas. No es fácil tratar de sobrellevarlo sin pronunciar una palabra al respecto. No es fácil saber que si hablaba nadie me escucharía, nadie me defendería, nadie daría un peso por mi bienestar.

“Problemas de adolescentes” solían susurra aquellos adultos que se apartaban de mi camino mientras caminaba por el pasillo sabiendo que en la próxima esquina me esperaban un grupo de chicos, y no precisamente para hablar.

Dolía demasiado. Quemaba por dentro, necrosaba por afuera.

La muerte, tras muchas deliberaciones, es la solución.

Recordaba lo que mi madre me decía durante las meriendas viendo casos de suicidio en la televisión: “Los suicidas son  la gente más noble, mas valiente. El hecho de quitarse la vida es un acto que requiere valentía, porque nadie sabe qué hay después de morir”.

Por última vez decidí aplastar una tecla de mi ordenador, para ver lo que por un tiempo me mantuvo vivo, lo que por cierto tiempo me mantuvo a salvo del mundo en el cual no quería ni siquiera presenciar. Ahí estaba pues, dentro de la internet, dentro de varias pestañas, redes sociales, páginas desconocidas, miles de personas posteando, y para mí lo que era un lugar a salvo se convirtió en otra tortura cuando ellos me encontraron ahí.

El mal sueño se convirtió en pesadilla. Y la pesadilla de la que quería escapar se volvió en una macabra insoportable realidad.

Comencé a llorar.

Y en medio de mi llanto recordaba los casi gritos de mi padre cuando era niño, que  me decía: “Los hombres no lloran mijo, macho. ¡Carajo! ¡Qué los hombres no lloran! ¡Mi hijo no llora porque es bien macho!”

Sí, padre los hombres no lloran. Se supone que tú hijo no debe llorar. Pero si tu hijo no fuera ese macho que tú crees, si tu hijo no fuera el casanova que tu corazón desea, si tu hijo fuera gay, ¿aún lo seguirías considerando tu hijo? ¿Aún siquiera seguiría siendo una persona para ti?

Paré de llorar. Si me asustaba la sangre, la opción del contenido del botiquín estaba aún disponible, pero era una opción inestable. No tenía la seguridad de acertar con mi cometido. Y fallar ya no era una opción, ya no lo era. No lo soportaba más, todos mis esfuerzos se habían agotado. La mayoría de religiones me apedrearían, la sociedad me comería con la mirada, mis compañeros ya habían cambiado el blanco color de mi piel a uno con manchas de colores que iban del negro, verde al rojo, morado, lila; mis maestros acallaban mis sordos gritos de auxilio, mis padres seguramente negarían mi existencia.

Lloraba de nuevo, lloraba de nuevo.

El teléfono sonó, mi cuerpo vibró ante el inesperado sonido. Mis padres no se encontraban en casa como era obvio. El teléfono volvió a sonar y mi cuerpo de nuevo vibró con él. Desde hace tiempo evitaba contestar llamadas, era un mecanismo de autoprotección después de todo. Luego de que la llamada acabara seguramente tendría que ir a borrar el obsceno mensaje que dejaban en la contestadora para mí lleno de insultos y condenas contra mí.
Pero después de una última vibración que se produjo con el último sonar del aparato, la voz que sonó y el mensaje dejado pasmó mis sentidos.

“Emh…. ¡Hola!... Probablemente no reconozcas mi voz – añada risa nerviosa - pero debía cumplir la promesa que te hice ayer, de llamarte. No olvides que el rol empieza hoy y tú eres de los principales – añada pequeñas risas picaronas-. Recuerda que no estas solo Chris, ayer te noté muy deprimido… Emh… ¡Te quiero pequeño! No olvides eso ¿vale? Nos vemos –añada canturreo al final- "

Mis rodillas cayeron al piso, una de las pestañas abiertas en mi portátil se actualizó con un mensaje. Era Alexandra tratando de confirmar que recibí su mensaje.

Oh, si lo recibí.

Esta chica varios kilómetros,  una chica que había encontrado dentro de un mundo demasiado grande, una chica que roleaba, una chica friki, una chica que técnicamente no conocía,  una chica que se llamaba mi amiga, una chica que por  cumplir una promesa trivial en una conversación por una sala de parloteo en internet justo en ese momento….me había salvado. 





Nota de la Autora: Tenía una idea parecida hace ya un tiempo, pero ayer leí algo (quizá muy efímero) dentro de una página que vagamente se puede llamar "red social". Era un chicx deprimidx y a punto de suicidarse por la confusión de su orientación sexual. Este pequeño diálago que observé, que aunque parece insignificante,  me pareció la realidad oculta trás lo que a veces solemos llamar "pequeños problemas de adolescentes". 
Así mismo pretende con mi relato, no sólo relacionar el hecho de minimizaciòn de importancia ante dichos problemas sino también aumentar este hecho que siempre ha estado rondando en nuestro medio pero que en los últimos meses ha cobrado voz y se ha transformado en gritos de auxilio en una tenue niebla: el acoso escolar (bullying). 
Hemos de recordar que todos somos importantes, que nuestras preocupaciones no deberían ser suprimidas por ser catalogadas en un nivel bajo. Nuestra experimentación de dolor individual no debe sobrevalorizarse, en mi opinión. 

Muchas gracias por haber leído el relato. Les deseo siempre lo mejor a todos. 


Aururu

6 comentarios:

  1. Carlox Efectivamente, un edificio de dos pisos. También la suelen llamar "casa" en lugar de edificio.

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  2. Me llamó bastante la atención sobretodo esta parte de tu nota: "Hemos de recordar que todos somos importantes, no que nuestras preocupaciones no deberían ser suprimidas por ser catalogadas en un nivel bajo." Supondrás el por qué, ya que conversamos alguna vez de ello.

    Saludos

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  3. Dalcog Muchas gracias por comentar, debo decir que no puedo suponer ese "por qué" que mencionas, conoceràs de antemano mi memoria. Así pues obviamente no recuerdo dicha conversación, si quieres comentarlo podemos hacerlo en MP.
    Una vez más gracias por comentar.

    Muchos saludos para ti también.

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  4. Un relato realmente fantastico... cuando lo lei quede realmente asombrado, x que es lo que realmente sucede en la vida actual... las redes sociales nos atrapan a todos, y si no nos adaptamos a al supuesta libertad que en fin de cuentas, es libertad con condiciones de la misma sociedad, solo recriminan, solo reprimen, nunk se preocupan en que ocurrira en esa persona.. solo al unden mas...Fantástico relato... un relato lleno de realidad de algo que no sucede en este mundo... Te agradezco x escribirlo.. cada vez los perfeccionas... y quedan ams fantasticos... tienes un gran vocacion y un gran don...sigue asi.. q de seguro lelgaras lejos

    ATT: Dargor... Shadowlord Of The Black Mountain

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  5. Hey! A delirious truth as part of reality! xD

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Atrévete a delirar junto a mí~