19 de febrero de 2011

Mensajes~

El frío era más que insoportable. Incluso el viento que delicamente imita silbidos pareciera que gritaba. Decidió irse inevitablemente a prepararase un té caliente. Apagó la luz y colocándose un abrigo para solamente dirigirse a la cocina, se percató que tenía varios mensajes en su aparato móbil. 

Dirigiéndose por instinto común a prepaparse la caliente bebida los comenzó a leer, eran más de 15. Suspiró a ver el remitente, y quizo de inmediato borrarlos pero el hecho de que fueran más de 15 mensajes la impactó, deciéndose darle una oportunidad de leerlos.

"Hola, sé que no quieres hablar conmigo pero aún así quería escribirte"

"Aunque técnicamente no estas hablando pues sólo lees, así que no cuenta."

Jamás había aprendido realmente a abreviar en un mensaje de texto, así que no se extrañó a leer este tipo de mensajes. Mientras colocoba el agua en la estufa tomó asiento en la silla más próxima para seguir leyendo qué barbaridades pudo impulsarle a que le escribiera más de 15 mensajes de texto el lugar de llamarla. Bueno sabía que no contestaría después de todo...

"Hola, soy yo de nuevo. Emh, el real motivo del mensaje era para desearte una buena noche."

"Para desearte una buena noche, y que puedas dormir bien y tranquila."

"De seguro espero que puedas dormir tranquila, pero eso no más era. Nos vemos pronto."

"O por lo menos yo realmente espero que nos veamos pronto. Abrazos y bendiciones."

"Sé que no te guste que meta a mi religión en cada asunto, pero a veces es inevitable"

Ja, su religión. Su religión no era el problema y siempre se lo había dicho, repetido y explicado. Se enfado un poco, y el enfado irónicamente calentó su cuerpo por breves instantes. El agua comenzaba a calentarse en la estufa. 

"Inevitable. Es inevitable como recordar ¿no crees? Recordar generalmente es inevitable"

"Al menos los recuerdos son inevitables, porque podemos ignorarlos"

"Lo que siempre hacía y hago ¿no?.... Ignorar lo que me rodea"

"Pero no era lo que me rodea, sino lo que me hacía daño."

"Y no... ese no es el punto... el punto es que.... No sé cómo es que tú ahora puedes ignorarme"

Alzó su vista, el agua aún no empeza a hervir. Un buen té siempre tiene que ser preparado en agua hierviendo en fuego lento.

"Sí me ignoras, porque yo puedo ignorar y no recorda varias cosas. pero ahora tú me"

"ignoras, con todas las letras posibles. Habidas y por haber, me ignoras desde el"

"momento en que te dije que amaba a esa persona. Y ahora no quieres hablarme"

"Y me pregunto por qué es, no contestas mis emails, no contestas mis llamadas,"

"Y cuando te veo me evades, ¡me evades!. Y me tocó recurrir a este medio que sa"

"bes que en verdad destesto utilizar, pero no había otro medio..."

La respiración de ella se acompasó al agua ahora hirviendo, porque el remiente se había dado cuenta de  lo que estaba haciendo. Maldición, maldición. Y la tetera que pitaba. Irritante tomó una taza y se preparó el té que ahora seguramente ya n ole servía después de la emoción de tanto sentimientos juntos.

"¿Por qué me ignoras, ah? Por qué..... quizá, y no sé si estoy bien te"

"haya dolido que ame a otra persona, pero debes entender, comprende"

"Comprende"

No había más mensajes. Dejó a un lado el celular y se permitió hundir su cara en sus manos. Era una sensación extraña. Como si su saliva se volviera instaneamente amarga y lo más doloroso que puede pasarse por la garganta. El olor al té subía por sus sentidos, y se impulsó a lanzarlo al lavabo, derrándose todo e increíblemente sin romper la taza.

Quería sollozar pero su orgullo era más fuerte. Así que se permitió hacer lo que quizá la haría sentir peor pero por lo menos la reestablecería. Se permitió recordar su aroma... Mas el anterior aroma de te negro , había noblado su olfato.

Chilló al aparente vació.

Y un instante pudo recordarlo de nuevo. O creyó hacerlo al instante que se daba cuenta que no lo estaba recordando, lo estaba percibiendo.


-Celosa... - susurró en su oído abrazándola. - ¿Creeíste que la prefería encima tuyo?

No obtuvo respuesta. Ella se preguntaba cómo es que el remiente había entrado, obtiendo la respuesta instantánea que ella misma tiempo atrás le había donado una copia de las llaves para casos de "emergencia" Sin habla rodeó su cuerpo dejando que un apagado sollozo se le escapara. 

-¿Realmente crees que yo no te ama...

-Cállate 

-¿Ah?

-Cállate y déjame grabarme tu aroma.

Dicen que el sentimiento más cercano al recuerdo, es el olfato.



Bailen, bailen mis prestadas niñas.       ,

Aururu


Brillo~

Cepillaba su cabello, como sólo él sabía después de que tan hábil maestra le enseñara. 
Ella sentía el sol de la mañana en su rostro,  lo disfrutaba pues él le enseñó cómo hacerlo. 
Sus marrones mechones de cabello ya no eran extensiones de encanto y seducción, mas aún brillanban. Hace poco tiempo que en un ataque se lo había cortado despedazando lo que más adoraba de ella misma. 

 Pues más que haber cortado su cabello, en su ataque cortó un pedazo de sus memorias, de sus delirios. "Jamás te olvidaré, tu cabello es inconfundible" Recordaba demasiado bien esas palabras. Justamente esa cierta conjunciones de letras que evocan la memoria de una persona perdida. Que memoraban el comienzo de su masoquismo, de su adicción. 

Pero Martín aún no debía saberlo, no era hora. La despreciaría. 

-Mi cabello... está terrible. - se quejó estando más tranquila y esperando que su voz no delatara que aunque el dolor era exquisito, la había afectado más de lo deseado.

-Lo está.

Ese pequeño comentario, fue otra dosis de exquisito elixir, pues llegó como una fiel punzada directo a lo que por ahora era una herida reciente. Su cabello... Sus recuerdos... 

-Está terriblemente hermoso - dijo acariciándola.

Esto la sorprendió ya que no era lo que esperaba recibir.  Siempre él tan delicado, tratando de poner vendas a cada herida que se ocasionaba, siempre tratando de cicatrizarle los cortes, siempre tratando de estar con ella. 

Y Lorena pudo notar que él la veía.

A pesar de que ella no se atraviera a contar nada, a decir nada, a explicar nada. Él seguía ahí, esperando, confiando, amándola. 

Y dolió... Pero un dolor diferente a los que ella estaba acostumbrada a provocarse.

Dolía de felicidad



De a poco, gracias a Dios, por ti vuelven las tiernas bailarinas a mis manos, a mi mente,

Aururu

11 de febrero de 2011

Darse cuenta~

-¿Estás bien?

-¡¿Por que siempre me haces la misma irritante pregunta?!

-Porque siempre que te pregunto algo, mucho más eso,  me  respondes con otra pregunta. ¿O lo vas a negar?

-¿Podría negarte a ti algo?

-Lo ves, lo haces de nuevo. 

-¿Hacer qué?

-Nada, nada...

"Si no te das cuenta, no podremos avanzar" ,

Aururu

9 de febrero de 2011

Cilicio~

La vió totalmente desorientada en frente del ordenador, con una mano apoyada en la mesa y otra en su quijada como manteniendo el equilibrio. Había venido porque ella se lo pidió.  
El mensaje que habíá enviado era confuso: "Necesitada. Casa. Por favor" 
Cuatro palabras. Cuatro miserables,confusas palabras. 

Había esperado más de 3 minutos frente a la puerta. El timbre sonó y sonó, la puerta se estremecía y estremecía hasta que impulsado por la ansiedad y orientado por la luz del fondo que realmente estaba ahí, se atrevió a abrir incluso a la fuerza la puerta, mas aún sin sorpresa descubrió que ésta había estado abierta todo el tiempo. 
Se acercó sin que se diera cuenta. Para variar estaba sola, ella siempre estaba sola.

-Lorena. - la llamó sin respuesta, pero no se atrevía a tocarla. - ¿Qué haces?

-Mirando la pantalla - su pastosa voz evocaba y te hacía pensar que estuvo gritando, chillando, delirando. Sola. Ante la curiosidad de saber qué miraba la rodeó y vió en la blanca pantalla del editor de texto con el titilante cursor.

Seguía sin atreverse a tocarla. 


No quería comprender qué hacía tan sólo mirando a la móvil raya en medio de la pantalla. Ese brillo blanco de la máquina lastimaba incluso los ojos demasiado tiempo.  Al instante se percató el la irritación de sus ojos.

Ahora le resultaba obvio lo que hacía, se distraía, se distraía con su única adicción.
Esa adicción al brillante y tan irritante blanco, que la calmaba. La calmaba porque le producía dolor y un dolor que solo ella era capaz de describir. 
Lo que anhelaba era justamente eso: sufrimiento.

Ella jamás le había dicho la razón, más él sabía que tenía que impedir que ella siguiera así.
Lorena se lo había permitido después de todo. Lorena había permitido que él, Martín, la ayudara; porque después de todo quería mejorar... mejorar para él.
Se atrevió a tocarla, a detenerla, a apartarla, a retenerla en sus brazos mientras gritaba porque la había apartado de su cilicio. Mas no la soltó, y la contrajo más hacia él.

Era a veces algo complicado. Pero no se arrepentía de haberse enamorado de ella.

No se había arrepentido de amar a una masoquista.



"¿Por qué hiciste aquello? Desgraciadamente no lo sé "- 
[De Profundis]  Oscar Wilde,

Aururu


4 de febrero de 2011

Arboleda~

Cuando vi aquel árbol lo primero que noté fueron los corazones dibujados, esos corazones del supuesto inquebrantable juramento de "amor eterno". 
-Mira- te dije tocando uno de aquellos corazones grabados en el árbol.
No mencionaste nada sólo sonreíste. Pedí que te sentaras, apoyadx en el árbol, lo hiciste de inmediato, yo me apoyé al instante en ti.
-Me parece de lo más vomitivo esos corazones - hablé de nuevo.
-Lo sé - repusiste con una sonrisa a medias que pude notar por el rabillo del ojo. Sabía que te gustaría hacer algo de eso, lo sabía. 
-¿No te gustaría que....? -colocaste un dedo encima de mis labios.
-Mi amor - repusiste con calma - claro que me gustaría..., no sé...., emh,  tener mi nombre y el tuyo grabado así para siempre, pero...
-¿Pero...? - repetí sintiendo tu aliento más cercano.
-Algo más nos unirá.
-¿Incluso aunque esto termine?
-Por supuesto, incluso si esta relación termina ya estamos enlazadxs.... - acariciaste mi rostro, quería detenerte la gente nos miraba, pero sinceramente en ese momento no me importaba. - ¿Tú no siempre me lo repites? Que el amor siempre nos mantendrá enlazadxs.

Me di cuenta que así era, que siempre te decía eso. Que a pesar de que sabía que terminaría, algo siempre de alguna manera nos enlazaría pues por algo nos habíamos cruzado. 
-Tienes razón - sonreí - Mucha razón.

Como si el hilo rojo del destino pudiera realmente existir.

"La única fuga posible es la memoria" - Martha Pereira.,

Aururu

1 de febrero de 2011

Ustedes los cantos~


"Nadie nos pertenece, salvo en el recuerdo" - John Updike


Aururu

Alguien~

-Ponle a la puerta seguro.
-Sospecharán.
-Que sospechen, me da igual, porque para entonces ya te poseeré.



¿Cómo no era posible que con tan directas palabras no me convencieras? Aún recuerdo la puritana figura que tenía de ti. La castidad personificada, era mi pensamiento inmediato al verte y me castigaba al osar imaginarme contigo en las más deliciosas situaciones. 
Incluso a veces me reprendo a mí mismx por haberte enseñado a eliminar tu inhibición, como si yo te hubiera depravado de una forma delicada, tan despacio que tu mente no tuvo verdadero tiempo para percibirlo. 
Mas en el fondo me atrevo a creer que siempre fuiste tan pervertidx. 


Y me encanta.


"Necesito respirar tranquilamente, necesito tu calor, tu aroma, un beso tuyo...",

Aururu