Las luces del bulevar me mareaban levemente, como esa sensación de levantarse con la prisa más presionada del mundo cuando aún estás dormida. Aún así necesitaba un poco de aire, para salir de la toxicidad del multicolor, húmedo y caliente bar. Necesita el aire helado y congelado serpenteando en medio de mis desnudos hombros, secando las gotas de inevitable sudor que resbalan por mi cuello al haberse estado en un ambiente tan movido.
Mis oídos aún tenían la estrepitoso ruido de adentro de aquel cuarto, algunas personas merodeaban cerca cerca mío entrando, saliendo, caminando por los lugares más exóticos de este bulevar de la eterna vela, de la danza sin fin, de la adicción sin control. Pero eso era lo interesante y excitante de aquellos lugares.
Pero por ahora estos lugares a mí no me vislumbraban.
Sus brillantes colores, opacos para mí se volvían. La sicodélica música, estridente molestia era para mí, y las más exquisitas drogas habían perdido efecto en mi cuerpo de tanto recurir a ellas.
Así que me sentí en medio bulevar, a contemplar a la gente pasar. Sin miedo al qué dirán, como antes tanto solía pasar. Y disfruté del frío, porque eso era lo que actualmente podía ser.Porque mi calor se había ido, proponiéndose olvidarme.
Tú te habías ido.
"Sabes una cosa...se me hace Triste pensar en perder a una amiga, y más aún cuando ella no te recuerda porque perdió su memoria..." - Dani C,