-
¿Por qué nunca pretendes acercarte a nadie?
-
Porque todos son humanos.
-
¡Tú también lo eres!
-
Sí, lo sé. Lamentablemente lo sé.
-
Estás mal de la cabeza.
-
Tú lo estás, no comprendes que al fin y al cabo,
siempre al final no importa cuánto ames, no importes cuánto te preocupes
siempre seguirás solo. Completamente solo, somos seres encerrados
impermeablemente por un plástico invisible del cual a veces nos olvidamos, pero
que siempre nos revela que la única verdad es la soledad.
-
En serio que estás mal de la cabeza.
-
Puede ser, quizá ese es mi más grande deseo.
-
¿El qué?
-
Que la locura me consuma y me deje olvidarme de
la alegoría del plástico.