Hoy
me le declaré a la Victoria.
No
sé que me pasó, veíamos el fútbol, la Eurocopa . Todo bien con amigos y amigas de
los dos, porque ya me quité lo espantado de encima y le hablé más allá del
saludo. Y le hablé, y le pedí el número, y ella me pidió el mío; y nos
escribíamos y nos hablábamos y nos veíamos…
Y nos veíamos.
Y
ya pues, hoy justo en el fútbol se me ocurre decirle. Se me ocurre llevarle a
un rinconcito en medio del segundo tiempo, ella chupándose un dedo de salsa de
nachos estaba; yo me la agarré para contarle según le dije algo sumamente
importante. Ella toda preocupada me siguió viendo mi cara de angustia, ¡qué
cara debí haber tenido! y luego toda asustada me pregunta que qué pasa, y yo
espabilado sólo le podía mirar y ni una maldita palabra me salía de la boca,
toda esa euforia del Gol que me hizo decidirme decirle se había ido y yo que me
mandaba al carajo en mi mente por ser marica. ¡Una chica no más era! A cuántas
no me le había declarado antes, a cuántas no era antes que les he dicho que
eran bonitas, preciosas, que les había echado los perros y habían caído de una.
Pero no, con la Victoria no podía.
Es que era la Victoria.
La
Victoria que era todo un misterio, la Victoria que sonreía a lo lejos a todos,
la Victoria que puccha además de bonita media inteligente había salido. La
Victoria que era otra historia diferente, que de pies a cabeza me hacía que temblara, que hacía que mi ego se desinflara como globo llenito de aire pinchado
por aguja puntiaguda.
Pero
ya nada, ahí creo que le grité. Le grité que me gustaba, que le quería, que quería
tener algo con ella. Que como amiga ya no quería tenerla. Que la necesitaba más
que nada, que quería que mi novia fuese.
Y
ahí estaba pues ella transformando la sonrisa que al principio de todo me
brindaba en un a sorpresa y rubor, para pasar luego a ser línea rígida y tensa en sus
labios. La primera reacción me la esperaba, era algo natural. Pero esa línea
rígida no era señal de conquista, eso era seguro. Y la duda me llegó y se
confirmó cuando la Victoria me decía las dos palabras pues, esas dos palabras
que todos nosotros que somos locos y enamorados no queremos ni leer, ni
escuchar ni ver: Lo siento. Ese “Lo siento” que te deja en la “zona de amigos”,
pero peor que eso es escuchar luego de ese catálogo de “zona de amigos” que
todo el tiempo ha tenido novio.
Eso
si me cayó como baldazo de agua fría. ¿Por qué madres no se me ocurrió
preguntarle si estaba amarrada? Era para pegarse un tiro en la mano y luego
ponerle limón y sal. Qué idiota, carajo. Yo bien tonto que no le pregunté desde
el principio, yo de gana que me hice ilusiones. Qué idiota, ¡qué idiota, pucta!
Pero
algo no encajaba, la man no tenía ese mirada de “lo siento solo te quiero como
amigo”. No, nada que ver. Tenía mirada de “Mierda, te quiero pero no puedo
estar contigo”. ¡Tenía esa bendita mirada! Ay, cómo me latió el corazón de
tristeza y de alegría, cómo me regocijé y me entristecí, cómo subí al cielo y
caí de picada infierno y viceversa. Y viceversa.
Yo
sé que me quieres Victorita, lo veo en tus ojos. Y lo siento ahora que me estás
abrazando toda arrepentida. Yo sé que me quieres… ¿Por qué no me quieres
aceptar que me correspondes? En el fondo se escuchaba que había metido otro gol
y todos vitoreaban alegremente. En cambio aquí la Victoria lloraba en mis
brazos que la esperaban tenerla de otra manera.
¿Por
qué Victoria, Victorita? ¿Por qué?
Aururu
Oniria encuentra a Insonmia, los dos se llevan bien -Love of lesbian,
Aururu
This story is getting more interesting each time I read it. Congrats my dear writer (proudly Ecuadorian xD) I hope we can enjoy a next chapter soon! Will Victoria change her mind and accept him? Who knows! Keep expecting! :)
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