Texto escrito para la cátedra de "Desarrollo del Pensamiento"
UIDE 2012
Vendrán
a pensar los entendidos y sabios, que la sociedad está más podrida, más fea,
menos unida. Vendremos nosotros, los jóvenes, adrenalínicos humanos, a tratar
de callarles la boca cuando tienen en realidad mucha razón.
¿Valores?
¡Oh, sí Valores! Esa palabra que se nos escapa como moralistas bien formados.
Hablamos de valores en todos lados: en la calle, en la casa, en la familia, en
nuestro lugar de trabajo, en nosotros mismos. Valores que según dice se
fundamentan cuando somos chiquitos, que se abstraen como néctar en todas
nuestras acciones y que finalmente se ven como surgen cuando la “juventud” nos
ha tocado la puerta de la vida, de la edad.
Pero
¿hablar de valores en la juventud? Osadía diría yo. Osadía que el ecuatoriano
viene a tomarse para creer que la “moralidad” es el meollo de la vida de los
jóvenes. No, a los jóvenes se nos planta una sola idea en la mente cuando se
nos quiere empezar a formar en lo que será este trajín de sociedad, de trabajo,
de fundamental dinero. Se nos planta la idea de “ser exitosos”
Y
ser “exitoso” implica el “egocentrismo del yo”. Y partiendo de ese punto,
simplemente no podemos decir con autoridad que vivimos en una “sociedad
fundamentada en los valores”. Se nos impone para alcanzar esta “idea” del
“éxito total” el sentido de egoísmo, que aunque no lo notemos es algo que
aparece en nuestra no consciencia, se reproduce y multiplica, y cuando nos
damos cuenta todas nuestras acciones se ven basados en estos silenciosos
componentes de egoísmo, que trascienden en el miedo, en la ira, en la
impaciencia y en la mediocridad y vaguería.
Para
empezar a hablar de valores en esta nuestra juventud, primero debemos dejar de
lado el exclusivo paradigma el éxito, empezar a formar nuestras mentes, apasionarnos
en nuestros ideas y sobre todo considerar que aunque nunca nos lo hayan dicho
“el fracaso” es una opción, y si esa opción se nos presenta: no significa el
final del mundo.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.
Mario
Bennedetti.
Así ahora que ya
somos jóvenes, sería inútil solamente cambiar.
Debemos evolucionar, evolucionar para que las ideas sin cadenas que
nuestros antepasados nos han heredado se fundamenten, se hagan realidad. Salir
de la crisálida que nos encierra, y comenzar a transformarnos. Pensar que las
ilusiones se pueden cambiar por realidad, y finalmente callar con fundamento a
los ancianos curuchupas que creen que ya todo está perdido.
Mi nombre lo firma
18 de Junio
del 2012,
Aururu
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