15 de febrero de 2015

Climax exacerbado

The Girl I love - Francesco Tortorella
Situación de inminente estrés es. Es. La mujer se desespera e intenta escapar. No puede, solo se sostiene de los filos de la cama entrando en estados diferenciados de conciencia. Mejor levanta los dos brazos, cae, se hunde, se descontrola y grita. De esos gritos que no dan miedo, pero que podrían perturbar a quien los escuchara. Y la mujer estando a punto de la muerte se envuelve en sí misma en una crisálida. Se expande con la habitación, con el mundo y el universo. Flota entre escombros variopintos y retazos de inconclusos proyectos. Sube, se inunda de sangre. Súbitamente bajan múltiples descargas y ella destruye la crisálida y explota. El estado de trance la mantiene en el limbo del más acá y el más allá. Atribuciones momentáneas a terceros, para luego asimilar que sólo existe ella para sí misma. Se retuerce en sábanas de delgado tejido y acaba tumbándose, agradeciendo no haber huido de esta cercanía mortuoria que terminó en contraposiciones, de ahogamientos en muchos tipos de profundidades. Y quiere volver a ser un feto, descansar y volver a nacer. Cuando vuelve para sí misma, sus labios son asaltados por más demanda. Se detiene y susurra Agua, entre la completa consciencia automática. Jadeante repite la petición de su boca reseca, de su suplicante garganta. Su deseo es concedido. Bebe, respira, bebe, se reestablece. Mira a su alrededor y sonríe. Está lista de nuevo para la batalla.


Mejor escuchemos "La tempestad", 

Aururu

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