La vió totalmente desorientada en frente del ordenador, con una mano apoyada en la mesa y otra en su quijada como manteniendo el equilibrio. Había venido porque ella se lo pidió.
El mensaje que habíá enviado era confuso: "Necesitada. Casa. Por favor"
Cuatro palabras. Cuatro miserables,confusas palabras.
Había esperado más de 3 minutos frente a la puerta. El timbre sonó y sonó, la puerta se estremecía y estremecía hasta que impulsado por la ansiedad y orientado por la luz del fondo que realmente estaba ahí, se atrevió a abrir incluso a la fuerza la puerta, mas aún sin sorpresa descubrió que ésta había estado abierta todo el tiempo.
Se acercó sin que se diera cuenta. Para variar estaba sola, ella siempre estaba sola.
-Lorena. - la llamó sin respuesta, pero no se atrevía a tocarla. - ¿Qué haces?
-Mirando la pantalla - su pastosa voz evocaba y te hacía pensar que estuvo gritando, chillando, delirando. Sola. Ante la curiosidad de saber qué miraba la rodeó y vió en la blanca pantalla del editor de texto con el titilante cursor.
Seguía sin atreverse a tocarla.
No quería comprender qué hacía tan sólo mirando a la móvil raya en medio de la pantalla. Ese brillo blanco de la máquina lastimaba incluso los ojos demasiado tiempo. Al instante se percató el la irritación de sus ojos.
Ahora le resultaba obvio lo que hacía, se distraía, se distraía con su única adicción.
Esa adicción al brillante y tan irritante blanco, que la calmaba. La calmaba porque le producía dolor y un dolor que solo ella era capaz de describir.
Lo que anhelaba era justamente eso: sufrimiento.
Ella jamás le había dicho la razón, más él sabía que tenía que impedir que ella siguiera así.
Lorena se lo había permitido después de todo. Lorena había permitido que él, Martín, la ayudara; porque después de todo quería mejorar... mejorar para él.
Se atrevió a tocarla, a detenerla, a apartarla, a retenerla en sus brazos mientras gritaba porque la había apartado de su cilicio. Mas no la soltó, y la contrajo más hacia él.
Era a veces algo complicado. Pero no se arrepentía de haberse enamorado de ella.
No se había arrepentido de amar a una masoquista.
"¿Por qué hiciste aquello? Desgraciadamente no lo sé "-
[De Profundis] Oscar Wilde,
Aururu
Wow! Cuando el amor es, simplemente ¡es! "quería mejorar... mejorar para él." Súper interesante y delirante xD Me gusta! DL
ResponderEliminarDL jajajajaja todo por amor, tan vomitivo tal vez ¿no?
ResponderEliminar