El abrir y crujir de cada hoja, las letras rodeadas de sus mismas hermanas casi gemelas; el extraño olor que se puede percibir de las hojas al enterrarse los años en ellas, y el olor de aquellas páginas en dónde parece que se las puede manchar con esa tinta casi fresca. La emoción de nuevas historias, de inexplicables torturas, de incontenibles alegrías e incontables misterios.
Y aún así mi pasión sigue siendo mediocre, porque en momentos de desesperación ignoro a estos maravillosos seres, si seres que poseen una extra existencia, casi como si pudieran tener verdadera vida. Los ignoro e intento enfocarme en la variedad de cosas; pero generalmente he de regresar a las diversas líneas de el sin número de escritores; donde puedo encontrar otros universos.
Cuestionarán por qué esta rara obsesión. No es rara, ni extraña quizás tan sólo es verdaderamente necesaria para mí. Y sin más me di cuenta que me molesta que sepan que me gusta leer, que adoro los libros; porque luego devalúan esta actividad, clasifican a la gente, ignoran que no sólo somos "comelibros".
A mí me gusta leer, porque es de lo poco que me mantiene cuerda. De lo poco que no permite que mi imagen se derrumbe, o incluso mi mente sucumba a la infinitos abismos de la nada. Porque me permite ver en lugar de sólo observar, porque me permite permanecer tan sólo en mí misma para que aquellos que quiero, y puede dejarme controlarme para que mis personas amadas sean felices.
No soy perfecta, ni tampoco he alcanzado el título de amante de libros; pero sigo intentado ambas cosas.
Maldito Debussy me desquicia,
Aururu
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