Un día cualquiera que quisieran, en la calle que
recuerdes con muchos autos.
- Dele, dele, dele, dele, dele. ¡Ahí no más reina!
–golpeó dos veces el capó del auto verde.- ¡Ahorita sí salga no más!
Un brazo bajaba rápidamente el vidrio. Una mujer
elegantona le extendió la mano llena de pecas y con uñas largas de color cielo.
Le pareció muy bonita, pero no dijo nada.
- Gracias
Le dijo mientras le regalaba una sonrisa. Recibió
las monedas, agachó la cabeza en signo de agradecimiento. La mujer arrancó de
frente hacia el semáforo en verde. Momento después mientras contaba las en las
monedas recibidas se dio cuenta de algo.
- ¡Por la grandísima! – exclamó casi a gritos.
- ¿Qué pasó? – le preguntó un compañerito del oficio,
cercano a él.
- La vieja que se fue le chocó el carro del don
Francisco. – se pasó la mano por
la cabeza preocupado.
- Chuta hermano, así pasa.
Y eso fue lo que pasó ese día.
Antes de que te vayas vas a contemplar,
Aururu